¿Qué creemos?
Los siguientes puntos reflejan nuestras creencias doctrinales fundamentales. Asimismo, nos adherimos a la Confesión de Fe Bautista de Londres de 1689, la cual sirve como marco doctrinal para nuestra iglesia.
I. La Biblia:
Creemos que los 66 libros de la Biblia son la revelación inspirada de Dios para el hombre. Son la misma Palabra de Dios, sin error, completamente autoritativos, esenciales, suficientes y confiables, y constituyen la única regla infalible para la verdad y la vida. Es nuestro privilegio constante leer, estudiar, enseñar, obedecer y modelar la Palabra de Dios para ser verdaderos y amorosos embajadores de Cristo en nuestro mundo. (Salmo 19:7-14; 2 Timoteo 3:15-17; 2 Pedro 1:20; 3:14-16; Mateo 5:18; Juan 10:35; 17:17; 1 Tesalonicenses 2:13; Hebreos 4:12; Juan 19:36-37; Romanos 9:17; 10:11).
II. El Dios Trino:
Creemos que hay un solo Dios, que existe eternamente en tres Personas igualmente divinas: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Nuestro Dios es un ser personal, inteligente, espiritual y omnisciente, infinito e inmutable en todos Sus atributos. Él es supremamente poderoso y conoce todas las cosas exhaustivamente en un solo momento eterno, incluidas las decisiones futuras libres de toda la humanidad. (Génesis 1:1; 1 Reyes 18:39; Salmo 100:3; 115:1-3; Mateo 28:19-20; Hechos 5:3-4; Juan 1:1, 14, 18; 8:58-59; 10:31-33; Isaías 46:8-11; Efesios 1:9-11; Daniel 4:34-35; Romanos 11:33-36).
III. Dios el Padre:
Creemos que Dios el Padre es el creador y sustentador de todas las cosas. Él es infinitamente bueno, perfectamente santo e ilimitado en Su amor. Como un Padre amoroso, siempre está disponible para aquellos que, por la fe en Cristo, lo invocan en verdad. Habiendo creado toda la creación mediante Su palabra, Él es soberano sobre todas las cosas, de modo que, en última instancia, Su propósito se cumpla y Su gloria se manifieste plenamente. (Salmo 145:8-9; 1 Corintios 8:6; Génesis 1:1; Efesios 1:4-6; 3:9; 4:6; Salmo 103:19; Romanos 11:33-36; 8:14-15; 2 Corintios 6:18; Efesios 1:11; 1 Crónicas 29:11; Habacuc 1:12; Salmo 50:14-15; Mateo 11:28-30; Juan 6:38, 42; 8:38-47; 1 Pedro 1:14-16; 1 Juan 3:1-3; Juan 1:11-13; Gálatas 4:5; Hebreos 12:5-9).
IV. Dios el Hijo:
Creemos que Jesucristo es Dios el Hijo, por medio de quien todas las cosas fueron creadas y por quien ahora todas se mantienen unidas. Él es completamente humano y completamente divino. Fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Asumió todos los atributos humanos, pero vivió una vida sin pecado. Entregó el uso independiente de Sus atributos divinos al Padre, pero retuvo Su esencia divina. Murió en la cruz como sustituto de todos los creyentes, resucitó de entre los muertos y ascendió a la diestra de Dios, donde intercede por Su pueblo. Ahora habita en todos los seguidores de Cristo como su Señor y Salvador, y un día regresará en poder y gloria para juzgar al mundo y consumar Su misión redentora. (Juan 1:1-3; Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:1-2; Filipenses 2:5-11; Colosenses 2:9; Isaías 7:14; Mateo 1:23-25; Lucas 1:26-35; Juan 1:14, 18; Salmo 2:7-9; Isaías 9:6; Juan 1:29; Hebreos 7:25-26; 9:24; 1 Pedro 2:24; 3:18; 2 Corintios 5:21; Colosenses 1:27; 1 Corintios 15:3-4; Hechos 1:9-11; 1 Tesalonicenses 4:13-18; 2 Pedro 3:11-13; Apocalipsis 20:1-6; Isaías 9:6-7).
V. Dios el Espíritu Santo:
Creemos que Dios el Espíritu fue enviado por el Padre y el Hijo para glorificar a Jesucristo. Él convence al mundo de pecado, justicia y juicio. Mediante Su obra poderosa y misteriosa, regenera a los pecadores espiritualmente muertos a través del Evangelio, despertándolos al arrepentimiento y la fe. En Él, son bautizados en unión con Cristo y Su cuerpo, la Iglesia. Por el poder del Espíritu, los creyentes son iluminados, santificados, consolados, adoptados en la familia de Dios y dotados para el servicio. Dios el Espíritu mora y llena a cada seguidor de Cristo para una vida santa y es el sello de su herencia prometida. (Juan 14:16-17, 26; 16:7-8, 13-15; Romanos 8:9, 11, 14; 1 Corintios 2:13-14; Efesios 4:30; Gálatas 4:6; 1 Pedro 4:10-11; 1 Corintios 12:4-6; Romanos 15:16).
VI. Humanidad:
Creemos que la humanidad es la creación especial de Dios, diseñada intencionalmente como hombre y mujer para llevar Su imagen como la obra de coronación de Su creación. Adán y Eva fueron creados sin pecado para adorar a Dios en obediencia, cuidar Su creación y poblar el mundo con adoradores. Sin embargo, a través del acto pecaminoso de Adán, cayeron y trajeron la muerte al mundo. Todos los seres humanos heredan de Adán una naturaleza pecaminosa y están extraviados de Dios debido a la corrupción generalizada del pecado. Aunque los atributos eternos de Dios y Su poder divino se ven claramente en la creación, la humanidad pecadora suprime esa verdad en su injusticia. Están espiritualmente ciegos y no quieren ni pueden ver la luz del Evangelio, a menos que sea por el poder regenerador de Dios. Como portadores de Su imagen, toda la humanidad está relacionado con Él, ya sea a través de la creencia, la obediencia y la humilde adoración, lo cual resulta en vida eterna; o en incredulidad, rechazo y rebelión, lo cual resulta en castigo eterno. (Génesis 1:26-28; 5:1; Santiago 3:8-9; Génesis 2:15-16; 3:17-19; Romanos 1:18-20; 3:23; 5:12-14; 8:8; Efesios 2:1-3; 2 Corintios 4:3-4; Juan 3:16; Mateo 25:44-48; Apocalipsis 20:12-14; 2 Pedro 3:11-13).
VII. Salvación:
Creemos que la salvación de la ira de Dios por el pecado es realizada por Dios el Espíritu a través del Evangelio. Esta salvación es solo por gracia mediante la fe sola en las promesas de Dios con respecto a la obra de Cristo solo. Todos los que se arrepienten de sus pecados y depositan su fe en Dios el Hijo son traídos de la muerte a la vida, adoptados en la familia de Dios, habitados por Dios el Espíritu y guardados por Dios el Padre eternamente. (Juan 3:36; 16:8; Romanos 1:16-17; 8:9; Efesios 2:4-10; Tito 3:5; Juan 1:11-13; Hechos 16:31; 1 Pedro 1:3-4; Marcos 1:15; Hechos 2:38; 3:19; 8:22; Proverbios 3:5-6; Juan 5:24; Romanos 8:9-11; Efesios 1:13-14; Juan 10:27-29; Romanos 8:31-39).
VIII. Evangelio:
Creemos que el Evangelio es la gran noticia de que Dios salvará a los pecadores del juicio eterno que merecen a través de la vida, muerte y resurrección de Dios el Hijo, cuando se arrepienten de sus pecados y se vuelven a Él solo en fe para seguirlo (Marcos 1:14-15; Romanos 1:16-17; 1 Corintios 15:3-4; Hechos 2:37-39; 4:12; Romanos 6:1-11; 10:9-17; Lucas 9:23).
IX. La iglesia:
Creemos que todos aquellos a quienes Dios el Espíritu regenera a través del Evangelio se unen inmediatamente con Dios el Hijo y se convierten en parte de Su Cuerpo, la iglesia universal. Como representación local de la iglesia universal, nuestra Iglesia está unida con seguidores de Cristo en todas partes bajo el señorío de Dios el Hijo. Celebramos nuestra unión con Cristo y nuestra unidad unos con otros al observar el bautismo y la Cena del Señor. La Iglesia, de la cual Cristo es la Cabeza, se distingue por un compromiso inquebrantable con la verdad de Dios y un amor vibrante por Dios, los demás y el mundo. La Iglesia vive para mostrar al mundo el poder de la gracia transformadora de Dios a través del Evangelio y mediante su unidad, amor y servicio. (Efesios 1:4; Romanos 8:1; 12:5; Hechos 2:41; Efesios 1:22-23; 3:10; 4:3; 5:23-24; Colosenses 1:24; 4:15; Gálatas 1:1-2; Mateo 16:18; 1 Timoteo 3:14-15; Mateo 28:19-20; Hechos 8:36-39; 1 Corintios 11:23-26; Juan 13:34; 15:12-17; 1 Timoteo 1:5, 19; 4:6-7; 6:20; 2 Timoteo 1:13-14; 2:15; 4:1-2).
X. Últimas cosas:
Creemos que Dios llevará todas las cosas a su fin apropiado para Su gloria en el momento adecuado. Dios el Hijo regresará, visible y corporalmente, tal como lo prometió. Los muertos serán resucitados y cada cuenta será saldada. Para aquellos en Cristo, la recompensa será la vida eterna en los nuevos cielos y la nueva tierra. Pero el castigo eterno y consciente en el infierno será la retribución justa para todos aquellos que rechacen la oferta de salvación por la gracia de Dios. (Isaías 46:8-10; Efesios 1:11; Marcos 8:38; 14:62; Filipenses 3:20-21; 2 Pedro 3:9-13; Apocalipsis 20:11-15; 21:22-27).
XI. Conducta Cristiana:
Creemos que un cristiano debe vivir para la gloria de Dios y el bienestar de sus semejantes; que su conducta debe ser irreprensible ante el mundo; que debe ser un fiel administrador de sus posesiones; y que debe esforzarse por alcanzar, en sí mismo y en los demás, la plena estatura de madurez en Cristo. (1 Corintios 10:31; Romanos 12:1-3; Hebreos 12:1-2; Juan 14:15, 23-24; 1 Juan 2:3-6; 2 Corintios 9:6-9; 1 Corintios 4:2; Colosenses 1:9-10).
XII. Las Ordenanzas:
Creemos que el Señor Jesucristo ha encomendado dos ordenanzas a la iglesia local: el bautismo y la Cena del Señor. Creemos que el bautismo cristiano consiste en la inmersión del creyente en agua en el nombre del Dios trino. Creemos que la Cena del Señor fue instituida por Cristo para conmemorar Su muerte. Creemos que estas dos ordenanzas deben ser observadas y administradas hasta el regreso del Señor Jesucristo (Mateo 28:18-20; Romanos 6:3-5; 1 Corintios 11:23-26).
XIII. Libertad Religiosa:
Creemos que todo ser humano tiene una relación directa con Dios y es individualmente responsable ante Él en todos los asuntos de fe; que cada iglesia es independiente y debe estar libre de la interferencia de cualquier autoridad eclesiástica o política. (1 Timoteo 2:5; Romanos 14:7-9, 12).
XIV. Familia:
Creemos que Dios ha ordenado a la familia como la institución fundamental de la sociedad humana, compuesta por personas relacionadas entre sí por matrimonio, sangre o adopción.
El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer en un compromiso de alianza para toda la vida. Es un don único de Dios para revelar la unión entre Cristo y Su iglesia, proporcionar al hombre y a la mujer, dentro del matrimonio, un marco para la compañía íntima, un canal de expresión sexual de acuerdo con los estándares bíblicos y los medios para la procreación de la raza humana.
El esposo y la esposa tienen el mismo valor ante Dios, ya que ambos son creados a Su imagen. La relación matrimonial modela la forma en que Dios se relaciona con Su pueblo. Un esposo debe amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia, y tiene la responsabilidad dada por Dios de proveer, proteger y dirigir a su familia. Una esposa debe someterse con gracia al liderazgo servicial de su esposo, así como la iglesia se somete voluntariamente a la jefatura de Cristo. Ella, siendo creada a la imagen de Dios, igual que su esposo, tiene la responsabilidad dada por Dios de respetar a su esposo y servirle de ayuda, administrar el hogar y criar a la próxima generación.
Los hijos, desde el momento de la concepción, son una bendición y herencia del Señor. Los padres deben demostrar a sus hijos el modelo de Dios para el matrimonio, enseñarles valores espirituales y morales, y guiarlos mediante un ejemplo de vida consistente y una disciplina amorosa, para que tomen decisiones basadas en la verdad bíblica. Los hijos deben honrar y obedecer a sus padres. (Génesis 1:26-28; 2:15-25; 3:1-20; Éxodo 20:12; Deuteronomio 6:4-9; Josué 24:15; 1 Samuel 1:26-28; Salmos 51:5; 78:1-8; 127; 128; 139:13-16; Proverbios 1:8; 5:15-20; 6:20-22; 12:4; 13:24; 14:1; 17:6; 18:22; 22:6,15; 23:13-14; 24:3; 29:15,17; 31:10-31; Eclesiastés 4:9-12; 9:9; Malaquías 2:14-16; Mateo 5:31-32; 18:2-5; 19:3-9; Marcos 10:6-12; Romanos 1:18-32; 1 Corintios 7:1-16; Efesios 5:21-33; 6:1-4; Colosenses 3:18-21; 1 Timoteo 5:8,14; 2 Timoteo 1:3-5; Tito 2:3-5; Hebreos 13:4; 1 Pedro 3:1-7).